jueves, 21 de agosto de 2014

Villalfeide - Polvoreda 2014

Después de mucho tiempo vuelvo a escribir, una vez superada una salida de hombro en Aquilianos el año pasado y una braquiterapia por cáncer de próstata en marzo de este año, voy volviendo a la normalidad sobre todo psicológica y también física, lo que me ha hecho debutar esta temporada en mi carrera favorita, la subida al Polvoreda desde Villalfeide.
Este año la prueba se presentaba con un aumento significativo del kilometraje, unos seis km. más, y aunque era algo escéptico en la idoneidad del mismo, por el esuferzo que podía suponer en un día caluroso, tengo que reconocer que al final no fue el león tan fiero como lo pintaban y la carrera finalizó sin apenas incidencias y dentro del horario previsto para comer la paella, que era lo importante.
Como siempre la organización al filo de la suma perfección, con el marcaje de la carrera, avituallamiento, duchas portatiles, piscina fría, aunque para mí hubiera sido mejor unos barriles o cubos con hielo, pero todo no se puede tener, fisios y lo más importante los voluntarios y el pueblo en general volcandose con los corredores, que cada año suben más el listón de su entrega y participación.


Salida

Salimos de León en coche con Ruben el Bisonte de Carbayedo y Rodrigo del NRI, para llegar con el tiempo justo de coger el dorsal y calentar lo imprescindible, para situarnos en la linea de salida, los nervios parece que se me agarran al estomago y no las tengo todas conmigo en este debut competitivo. Comienzo muy conservador y rapidamente se forma un tapón al estrecharse el camino, me lo tomo con calma y hasta que no empieza a ponerse pindio no adelanto, en breve diviso a Natalia, Anabel y Javi Llanos de León Corre y aprieto un poco para juntarme con ellos, voy siguiendo a Anabel y casi sin darnos cuenta nos despegamos del resto hasta llegar a la bajada de la escombrera, donde se atascan varios corredores y tengo que pegar un salto por la izquierda para pasarlos, en la bajada un poco técnica adelanto a Anabel y marco un ritmo ligero, que se ve interrumpido al encontrarme a Jesús Calleja que se ha caido y se ha golpeado en la rodilla, parece que no es grave y queda gente con él, por lo que prosigo la marcha y al cabo de unos segundos me encuentro con Diego Alonso del Cumbres de León, con cara de circunstancias y el dorsal en la mano, al parecer ha sentido un par de pinchazos y ha parado, le comento que es lo más prudente y que quedan muchas carreras por disputar, aunque como presidente del club sé que se ha esfumado nuestra única esperanza de alcanzar una buena clasificación en la carrera, otro año será. Una vez finalizada la competición me entero de que solamente ha sido una sobrecarga y que en breve estará compitiendo de nuevo, me alegro por él que es un grandisimo corredor y mejor persona. Después de esto parones continuo la marcha pero el ritmo no va y empiezo a perder posiciones, al llegar al pueblo y avituallarme, me entra un bajonazo sin venir a cuento, veo como Anabel se me escapa en la distancia y me dejo ir en la cuesta abajo para intentar recuperar fuerzas, al comenzar la subida voy a tirones haciendo la goma con Anabel, el estomago me empieza a dar guerra de la buena y sino que se lo digan a Pedro de Ghueko que amenazó con presentar una solicitud de descalificación por intentar intoxicarle en pleno campo. En la bajada al pueblo parece que vuelvo a coger el ritmo, pero un poco antes de coger la pista que te lleva a la base del Polvoreda se me cae la lentilla y ya no la encuentro, reanudo otra vez la marcha y de nuevo vuelvo a sufrir altibajos hasta el avituallamiento en la falda del pico, donde paro un poco y como para reponer fuerzas. Comienzo la subida con un ritmo tranquilo pero constante y poco a poco comienzo a encontrarme mejor, alcanzo a Anabel y le marco una cadencia para que intente seguirme, cosa que consigue sin demasiados problemas hasta llegar a la cima. Empiezo a descender sin prisas pero sin pausa y antes que me dé cuenta he perdido de vista a Anabel, al llegar al avituallamiento me detengo pero no la veo venir por lo que sigo, cada vez me encuentro mejor, aunque tampoco es para tirar cohetes pero voy adelantando a unos cuantos corredores, hasta que me encuentro con Kike Esquivel en el siguiente avituallamiento, me pongo a su rebufo y me lleva hasta la ultima subida del día, donde inexplicablemente se desfonda y con un ritmo tranquilo pero seguro lo voy dejando atrás y cogiendo a unos cuantos corredores antes de la bajada final donde me dejo ir hasta la meta sin alcanzar a nadie, con un tiempo de 4 h y 3 m, que antes de la carrera me parecía imposible de conseguir pero que al final siempre parece que lo podía haber hecho mejor.


Descenso técnico


La cara de sufrimiento en el ascenso al Polvoreda


Llegada al pico


Entrada en meta


Con Pedro brindando porque la intoxicación no llevo a males mayores

En meta ya estaba Isabel esperandome para hacer la foto de entrada y comernos la magnifica paella que nos tenía preparada la organización, como todos los años. Lo más importante como dice mi amigo Balbino es haber acabado sin hacernos daño y ahora a esperar a la siguiente en Valdeón, otra gran carrera La Transvaldeonica.