Al final el gran objetivo del año,el mayor reto al que me había enfrentado en mi vida deportiva, la madre de todas las carreras, posiblemente el ultra más duro del país como dice Salva Calvo, La Travesera de Picos de Europa, resultó un hueso demasiado duro de roer para mí.
La decepción ha sido grande, pensé que con mi conocimiento de Picos y el entrenamiento que llevaba, un poco justo sobre el terreno debido a las circunstancias del tiempo, pero suficiente por la carga de trabajo, iba a ser bastante para acabar la carrera, pero aquí la experiencia es un grado que te puede marcar la diferencia entre llegar o quedarte.
El primer síntoma negativo, lo empecé a comprobar a la hora de carrera, cuando veía que no podía seguir el ritmo del corredor que me precedía, algo que empezó a ser preocupante cuando era uno detrás de otro y que achaco a la ansiedad y tensión de correr de noche y no ver claramente el perfil de la senda, metiendome en todos los charcos y barrizales posibles. Entonces me vinieron a la mente los entrenamientos nocturnos que tenía que haber hecho y no hice. En el comienzo de la subida a Vegarredonda me alcanzó Pablo, al que no pude seguir y continué perdiendo posiciones hasta la subida de La Fragua, donde me alcanzó el grupo de leoneses comandado por Ramón, que me invitó amablemente a unirme a ellos y entre los que me encontré más arropado, mejorando la visibilidad por la gran cantidad de luz de la suma de todas las frontales, pude seguir su ritmo hasta la entrada al Jou Santo donde la llegada de los neveros y del aire frio hizo disolverse la unidad del grupo.
No obstante la llegada al Boquete y las primeras tiras de claridad, comenzaron a reanimarme y durante el descenso donde me encontré con Miguel e Hilario que me habían pasado durante la noche sin darme cuenta y de nuevo con Ramón, empecé a desechar las serias intenciones de retirarme en Caín que me habían asaltado durante toda la infernal noche. Entraba en Caín a las siete de la mañana y después de una dura pugna con la mochila para poder acoplar la bolsa del camelback al tubo, conseguía salir a las siete y veinte con un espiritu renovado para afrontar la impresionante canal de Dobresengos, donde muchos corredores entierran sus ilusiones de poder acabar la prueba. Yo por el contrario me encuentro mejor, alcanzo un poco más arriba de la fuente a Miguel e Hilario que habían salido de Caín un poco antes y al cabo de un rato se van quedando, yo continuo alcanzando corredores con los que departes unos momentos, mientras cruzamos los inmensos jous de Picos que nos vamos encontrando en nuestro camino, por mi parte voy cada vez con un ritmo más vivo e incluso trotando durante muchos momentos.
Alcanzo el refugio del Urriellu a las once y media, junto con Roberto Dieguez que decide retirarse junto con Ramón que ya se encontraba allí, a los pocos momentos aparecen Hilario y Miguel que tambien optan por el abandono. Durante unos instantes las dudas se ciernen sobre mí, el apoyo moral que te da la proximidad de la gente que conoces y la posibilidad de continuar en soledad cruza mi mente durante unos segundos, pero me siento fuerte y decido continuar para enfrentarme a la terrible subida a la Collada Bonita y el interminable descenso por la Canal de las Moñetas que conozco perfectamente.
Afronto con decisión la subida por la canal de La Celada, hasta entrar en la técnica pared del Jou Tras el Picu, que te da acceso a la subida final de la Collada Bonita y donde dos chicas están pasando algún pequeño apuro, que solventan sin ningún contratiempo. En la collada nos encontramos con un numeroso grupo que esta atascado en la bajada, por lo que decido agarrarme a la cuerda y deslizarme a toda velocidad, demasiada para mi gusto por lo que tengo que girarme y poner cara a la pared con lo que me empapo toda la parte de los cuadriceps, algo que pensandolo friamente al finalizar la carrera pudo ser decisivo en el devenir de la misma. Cuando acaba la cuerda continuan los neveros y me lanzo en un desenfrenado descenso a través de los mismos.
En esos momentos me siento muy fuerte y seguro de poder acabar la carrera si llego con tiempo suficiente antes del cierre de control en las Vegas de Sotres. Al cabo de un rato se acaba la nieve y me encuentro con el pedregal poco definido y donde tienes que ir buscando las banderas cosa que va retrasando mi ritmo y además voy trotando en la más absoluta soledad, solamente empañada cuando me encuentro con alguno de los voluntarios que jalonan el recorrido. El descenso se empieza ha hacer interminable y los cuadriceps empiezan a cobrarse su tributo inexorablemente. Cuando llego a la parte fácil, intento ponerme a trotar pero el dolor es inaguantable y decido seguir caminando. Con las Vegas de Sotres a la vista, es un decir porque la niebla se ha apoderado de todo el entorno y la linea de cumbres del Valdominguero esta completamente cerrada, por lo que empiezo a evaluar la situación mientras me van pasando un rosario de corredores a los que había dejado al principio de la canal y aunque muscularmente no tengo problemas para hacer la subida del Jidiellu, solo pensar en los veintidos km. de bajada que quedan hasta la meta, hacen que la cabeza se imponga al corazón y entregue el dorsal nada más llegar al avituallamiento, no vaya a ser que me arrepienta si espero un poco, son las dos y cuarto y tenía mucho tiempo hasta el cierre del control.
Conclusión esta carrera es preciosa y muy dura, cualquier error que cometas puede ser decisivo para finalizarla y yo cometí varios que no se si fueron decisivos pero que ahi estan, menospreciar la noche, mojar los cuadriceps, sentirme demasiado fuerte y apretar demasiado cuando no tenía necesidad y quizás no apurar más estirando antes de retirarme para ver si podía conseguir recuperar la musculatura. Pero tambíen pienso que la posiblidad de lesión si continuo era muy grande y la carrera va a estar ahi el año que viene para poder volver a intentarlo con más ganas y mejor preparación si se puede.
La decepción ha sido grande, pensé que con mi conocimiento de Picos y el entrenamiento que llevaba, un poco justo sobre el terreno debido a las circunstancias del tiempo, pero suficiente por la carga de trabajo, iba a ser bastante para acabar la carrera, pero aquí la experiencia es un grado que te puede marcar la diferencia entre llegar o quedarte.
El primer síntoma negativo, lo empecé a comprobar a la hora de carrera, cuando veía que no podía seguir el ritmo del corredor que me precedía, algo que empezó a ser preocupante cuando era uno detrás de otro y que achaco a la ansiedad y tensión de correr de noche y no ver claramente el perfil de la senda, metiendome en todos los charcos y barrizales posibles. Entonces me vinieron a la mente los entrenamientos nocturnos que tenía que haber hecho y no hice. En el comienzo de la subida a Vegarredonda me alcanzó Pablo, al que no pude seguir y continué perdiendo posiciones hasta la subida de La Fragua, donde me alcanzó el grupo de leoneses comandado por Ramón, que me invitó amablemente a unirme a ellos y entre los que me encontré más arropado, mejorando la visibilidad por la gran cantidad de luz de la suma de todas las frontales, pude seguir su ritmo hasta la entrada al Jou Santo donde la llegada de los neveros y del aire frio hizo disolverse la unidad del grupo.
No obstante la llegada al Boquete y las primeras tiras de claridad, comenzaron a reanimarme y durante el descenso donde me encontré con Miguel e Hilario que me habían pasado durante la noche sin darme cuenta y de nuevo con Ramón, empecé a desechar las serias intenciones de retirarme en Caín que me habían asaltado durante toda la infernal noche. Entraba en Caín a las siete de la mañana y después de una dura pugna con la mochila para poder acoplar la bolsa del camelback al tubo, conseguía salir a las siete y veinte con un espiritu renovado para afrontar la impresionante canal de Dobresengos, donde muchos corredores entierran sus ilusiones de poder acabar la prueba. Yo por el contrario me encuentro mejor, alcanzo un poco más arriba de la fuente a Miguel e Hilario que habían salido de Caín un poco antes y al cabo de un rato se van quedando, yo continuo alcanzando corredores con los que departes unos momentos, mientras cruzamos los inmensos jous de Picos que nos vamos encontrando en nuestro camino, por mi parte voy cada vez con un ritmo más vivo e incluso trotando durante muchos momentos.
Alcanzo el refugio del Urriellu a las once y media, junto con Roberto Dieguez que decide retirarse junto con Ramón que ya se encontraba allí, a los pocos momentos aparecen Hilario y Miguel que tambien optan por el abandono. Durante unos instantes las dudas se ciernen sobre mí, el apoyo moral que te da la proximidad de la gente que conoces y la posibilidad de continuar en soledad cruza mi mente durante unos segundos, pero me siento fuerte y decido continuar para enfrentarme a la terrible subida a la Collada Bonita y el interminable descenso por la Canal de las Moñetas que conozco perfectamente.
Afronto con decisión la subida por la canal de La Celada, hasta entrar en la técnica pared del Jou Tras el Picu, que te da acceso a la subida final de la Collada Bonita y donde dos chicas están pasando algún pequeño apuro, que solventan sin ningún contratiempo. En la collada nos encontramos con un numeroso grupo que esta atascado en la bajada, por lo que decido agarrarme a la cuerda y deslizarme a toda velocidad, demasiada para mi gusto por lo que tengo que girarme y poner cara a la pared con lo que me empapo toda la parte de los cuadriceps, algo que pensandolo friamente al finalizar la carrera pudo ser decisivo en el devenir de la misma. Cuando acaba la cuerda continuan los neveros y me lanzo en un desenfrenado descenso a través de los mismos.
En esos momentos me siento muy fuerte y seguro de poder acabar la carrera si llego con tiempo suficiente antes del cierre de control en las Vegas de Sotres. Al cabo de un rato se acaba la nieve y me encuentro con el pedregal poco definido y donde tienes que ir buscando las banderas cosa que va retrasando mi ritmo y además voy trotando en la más absoluta soledad, solamente empañada cuando me encuentro con alguno de los voluntarios que jalonan el recorrido. El descenso se empieza ha hacer interminable y los cuadriceps empiezan a cobrarse su tributo inexorablemente. Cuando llego a la parte fácil, intento ponerme a trotar pero el dolor es inaguantable y decido seguir caminando. Con las Vegas de Sotres a la vista, es un decir porque la niebla se ha apoderado de todo el entorno y la linea de cumbres del Valdominguero esta completamente cerrada, por lo que empiezo a evaluar la situación mientras me van pasando un rosario de corredores a los que había dejado al principio de la canal y aunque muscularmente no tengo problemas para hacer la subida del Jidiellu, solo pensar en los veintidos km. de bajada que quedan hasta la meta, hacen que la cabeza se imponga al corazón y entregue el dorsal nada más llegar al avituallamiento, no vaya a ser que me arrepienta si espero un poco, son las dos y cuarto y tenía mucho tiempo hasta el cierre del control.
Conclusión esta carrera es preciosa y muy dura, cualquier error que cometas puede ser decisivo para finalizarla y yo cometí varios que no se si fueron decisivos pero que ahi estan, menospreciar la noche, mojar los cuadriceps, sentirme demasiado fuerte y apretar demasiado cuando no tenía necesidad y quizás no apurar más estirando antes de retirarme para ver si podía conseguir recuperar la musculatura. Pero tambíen pienso que la posiblidad de lesión si continuo era muy grande y la carrera va a estar ahi el año que viene para poder volver a intentarlo con más ganas y mejor preparación si se puede.
Estas son algunas fotos que he ido recopilando de la organización por aquí y por allí
La multitudinaria salida a la luz de las forntales
El grupo de Ramón que me acogió en la subida a La Fragua
Pablo llegado a Vegas de Sotres, con esfuerzo consiguió finalizar
En el amargo momento de la retirada
Juan Carlos del Yordas en el descenso hacia Arenas, finalizando en su debut
El Gran Capitan de León Corre, disparado hacia la meta para pulverizar su mmp
Y para finalizar os voy a dejar a un grupo de culto, famoso en España casi por una única canción cuya duración en la versión original superior a los veinte minutos, toda la cara de un LP, hace que no sea muy difundida por las cadenas de radio. Esta es una versión corta con el solo de bateria de uno de los lideres del grupo, Pete Rivera. Ellos son Rare Earth con el impresionante tema Get Ready (Estas preparado). Porque hay que estar muy preparado para afrontar esta maravillosa carrera.
Rare earth-get ready por thesnike